Trabajadores de la construcción -que pasaron la barrera de los cuarenta años- sorprendieron a los líderes de E2E, que aguardan con las armas listas para ayudar a las constructoras a retomar el dinamismo, cuando el país logre aprender a convivir con el coronavirus o pueda decirle adiós para siempre.
La construcción industrializada exige operadores de primer nivel, no solo por la tecnología que se utiliza tanto en la planta como en la obra, sino también por la forma en que se ejecutan los procesos. Por eso, en E2E, los primeros operadores de maquinaria que se incorporaron a la empresa salieron directamente de un instituto técnico-profesional.
Otro desafío en capital humano era conseguir carpinteros jóvenes pero con conocimiento, con el fin de implantar en ellos “el sello que queríamos tener en la empresa, personas, que pudieran formarse más fácilmente en la propuesta de construcción industrializada”, explica el jefe de Operaciones de E2E, Ronald Castillo. Sin embargo, en el camino, la premisa cambió. “Nos dimos cuenta que, al final, es mejor para estos cargos personas que cuenten con experiencia en carpintería, aunque nos cueste más formarlas y convencerlas de las ventajas de nuestra propuesta y metodología, que alguien que no tenga tanta experiencia en esta área, porque el aporte al proceso desde una visión experimentada ayuda a que el aprendizaje y los resultados sean mucho más rápidos”, afirma.
Es así como las últimas contrataciones han sido personas sobre 45 años, carpinteros de toda la vida, “varios con formas diferentes de hacer el trabajo, pero extraordinarios y con gran capacidad técnica, que han sabido adaptarse a nuestro modelo constructivo y metodología de trabajo”, afirma el jefe de esta planta de viviendas industrializadas.
Y así fue como estos hombres y mujeres que parecían difíciles de cambiar, dieron un giro en 180 grados al empaparse del espíritu de E2E. Hecho el compromiso entre la empresa y estos diamantes en bruto que brillaban más a medida que se pulían, Chile se vio sorprendido por la pandemia del coronavirus que vino a sacudir las cosas a las que estábamos acostumbrados. “Nos quedamos con gente súper buena, que vio retribuido su compromiso. Creo que somos de las pocas empresas que, ya a pesar de llevar casi dos meses con la planta cerrada, seguimos cumpliendo íntegramente nuestro compromiso con nuestros operarios”, dice Castillo.
Ahora, mientras en el mercado inmobiliario discuten sobre cómo adaptarse a la nueva realidad, en E2E tienen la seguridad de que la construcción industrializada es la opción para retomar el dinamismo. “Por eso, queremos mantener a nuestro personal, porque vamos a necesitar gente buena como la que tenemos, para crecer rápidamente y poder ayudar a todas las constructoras que, con un montón de proyectos detenidos, van a necesitar capitalizar rápidamente”, explica el ingeniero.
Buscando la excelencia
Seguridad, calidad y medioambiente conforman la triada que guía la capacitación de E2E, donde se crearon verdaderas mallas curriculares para que los operadores puedan crecer más profesionalmente y desarrollarse en la empresa. Esa es la visión para consolidar un equipo de excelencia, que pueda manejar desde la primera hasta la última máquina, y que sepa de montajes, terminaciones, calidad y gestión.
El plan de capacitación es transversal y se combina con el estilo participativo establecido en base a la filosofía japonesa Kaizen, que facilita la formación de grupos multidisciplinarios dirigidos por un facilitador para la ejecución de proyectos de mejora. “El próximo año ya estamos pensando en hacer algún tipo de concurso, en el que todos compitan con su proyecto, para sacar de ahí un ganador que se puede llevar un premio. Esto es súper motivante para los colaboradores, porque más allá de solucionar un problema, se relacionan con otras áreas de la empresa y obtienen resultados”, señala Ronald Castillo, convencido de que las mejores máquinas del mundo no valen nada sin el valioso capital humano que las opera.
Aunque suene cliché, para E2E las personas son su principal activo y hoy las cuidan más que nunca. “Cerca del 70% de mi gente está en la casa hace un mes y medio o dos meses. Nos estamos rotando en el proyecto de Casablanca, hay un equipo que lleva tres semanas, entró otro nuevo que va a estar dos semanas y se metió otro equipo. Se trata de ir rotando a todos los operadores, para ayudarlos con su aprendizaje. Ver los problemas que tenemos en obra los ayuda a entender mejor los procesos internos y a hacer mejor su trabajo, porque ya saben con lo que se van a encontrar sus colegas cuando estén montando o cuando estén haciendo terminaciones. Es un ejercicio súper bueno, además, que los ayuda a ir viendo si hay otras líneas de las que les gustaría ser parte en la empresa”, explica el jefe de la planta de E2E.