No queremos hacer lo mismo

Por Salvador Correa, subgerente de Ingeniería y Desarrollo E2E

Todo partió con dos empresas muy grandes con un proyecto ambicioso: mejorar la habitabilidad de las personas apalancadas por la industrialización. 

Rápidamente, notamos que esto no se trataba de echar a andar una planta, sino que de hacernos expertos en el diseño para la industrialización. No sabíamos muchas cosas, todavía hoy nos falta, pero teníamos claro cómo lograrlo: haciéndolo muchas veces, de forma responsable y con el apoyo de los que más saben. 

Desde entonces, al equipo no le ha quedado otra que adaptarse constantemente. Nos hemos enfrentado a una diversidad de clientes, tipos de proyectos y equipos de trabajo, y en cada uno hemos ido afinando los procesos. Primero los planos, generando procesos de calidad, sistemas de fijación e izaje, hasta automatismos basados en modelos BIM y bibliotecas de soluciones. Y en cada uno de esos pasos, hemos puesto primero a las personas: operadores, montajistas, y sobre todo, a las que habitarán ese espacio. 

Así, en este tiempo hemos construido casas, edificios, una clínica y locales de diversos usos. Y hemos sido un aporte en los procesos del proyecto: facilitando definiciones tempranas de arquitectos y mejorando la constructabilidad. Potenciando a montajistas que orgullosos se suman a una construcción más productiva y sustentable. Y sobre todo, entregando soluciones que significan una mejora en el vivir de las personas. 

Los desafíos siguen. Al principio, nuestros clientes solo eran entusiastas de la industrialización, pero hoy hay muchas constructoras tradicionales que están considerando la industrialización en sus procesos. Y por supuesto que no quieren dar pasos en falso. Al igual que cuando pasamos de escribir en máquina al computador, el cambio parece demasiado complicado como para volver a hacer lo mismo. Y no queremos hacer lo mismo. La industrialización nos habilita a diseñar proyectos con mejor desempeño y más sustentables, entendiendo mejor el uso de los recursos y la generación de desechos, incluso proyectos más rentables, seguros y atractivos para los trabajadores de la construcción. 

En E2E llevamos cinco años preparándonos y mejorando cada día para ser un motor que potencie el diseño sustentable, y que mejore la habitabilidad de las personas. Y lo hemos hecho apoyados por cientos de personas que han confiado en nosotros, aconsejándonos y corrigiéndonos. A todos, muchas gracias. 

Eficiencia Energética – Cómo aporta la industrialización en la construcción

Por Claudia Rojas, ingeniera E2E.

Los recursos requeridos para fabricar, construir, operar y mantener una edificación han cobrado cada vez mayor relevancia debido al alto consumo energético que esto puede significar. En base a las claras evidencias científicas referidas al cambio climático, producto de las emisiones de CO2, la eficiencia energética aplicada a cualquier sector constituye un recurso inevitable a considerar dentro del desarrollo de cualquier proyecto, con el fin de disminuir al máximo las emisiones y los efectos adversos que estas producen. 

Por supuesto, el sector residencial no se queda fuera de este requerimiento. Y es que los recursos energéticos usados en el desarrollo, construcción, y operación de viviendas o edificios provocan impactos ambientales relevantes a nivel local, regional y nacional.

Uno de los métodos que existen actualmente para evaluar el consumo de energía de un edificio o vivienda implica considerar su ciclo de vida, en el que se pueden considerar cinco fases: (i) extracción y fabricación de materiales y componentes; (ii) transporte de materiales y componentes al sitio de construcción; (iii) proceso de construcción; (iv) operación; y (v) demolición y reciclaje. Todas estas fases tienen importancia en el consumo de energía, siendo una de las más intensas la de operación del edificio o vivienda. 

Bajo este contexto, el aporte sobre el uso eficiente de recursos y energía necesaria para llevar a cabo cada una de las fases repercute no solo en mejoras ambientales, sino también económicas, ya que la reducción del consumo de energía se traduce en una disminución de los costos energéticos, asociados, por ejemplo, a la mantención y operación de la vivienda (sistemas de calefacción, iluminación, etc.).

Dado esto, los procesos industrializados y la prefabricación en la construcción pueden impactar de diversas maneras en el aporte a la eficiencia energética de viviendas y edificios.

En primer lugar, al tener un mayor control de calidad bajo condiciones ideales, es posible asegurar la correcta aplicación y ejecución de soluciones constructivas que cumplan con los requerimientos térmicos del proyecto, por ejemplo: uso adecuado de aislación, barreras de humedad, etc.

En segundo lugar, los sistemas constructivos basados en la industrialización y prefabricación de elementos reducen la cantidad de residuos y desperdicios de materiales en las obras, ya que los componentes del edificio o vivienda se producen en fábrica con una mayor eficiencia y optimización en el uso de materiales, donde en terreno sólo es requerido realizar faenas de montaje. 

Finalmente, gracias a la reducción de tiempo de construcción de proyectos industrializados, es posible disminuir los tiempos de transporte, duración y operación general de la obra, lo que se traduce en menos energía utilizada durante la fase de construcción. 

Dicho esto, la industrialización, sin duda, significa un camino clave para aumentar la eficiencia energética en el sector construcción, ya que su implementación conlleva a un sinnúmero de beneficios que permitirán disminuir los recursos necesarios para ejecutar las fases de los proyectos de vivienda y/o edificación.